sábado, noviembre 20, 2010

La magia de la "Weihnachten" (Navidad)

En estos días, mi pareja se ha vuelto a ir a Erlangen, pero esta vez, no me he ido yo. Aquí me he quedado, imaginando lo que estará haciendo allí y  como fué cuando estuvimos los dos. Él no quería irse, pero el deber lo llama, y ante éso nada se puede hacer. Esta vez, vá a ser poco tiempo, pero el suficiente, para echar de menos todo lo de aquí y además con unas temperaturas de bajo cero, lo mismo hasta nieva. La nieve debe dejar imágenes de postal, porque el entorno es muy bonito, pero el frío también se sufre in person.










Allí la Navidad se vive de forma más intensa que aquí...la industria juguetera de Alemania, tiene mucho que ver en ello. Los mercadillos navideños son famosos en todo el mundo y llegan de todas partes para verlos y vivirlos. Adornan los jardines de las casas, las ventanas, los parques y nada de éso está en peligro, como pudiera estar aquí. Si nosotros pusieramos juguetitos o muñecos en las puertas de las casas, estoy segura que no durarían más de una noche....desaparecían. España y su pillería....por éso tenemos esta fama.










Tienen tiendas dedicadas a la Navidad, todo el año....yo las ví y eran impresionantes, con algún museo dentro de la tienda, dedicado por entero a la Navidad.....parecía que estabas viviendo una constante Navidad...o que habías vuelto a la infancia. Esta época del año, es la más feliz para los alemanes, la preparan como mucho esmero, y la ciudad se vuelca en ello, con recitales, músicos, actuaciones navideñas, árboles, adornos y un sin fín de luces que alumbran toda la ciudad. Ya me gustaría vivir una Navidad allí, debe ser, además de fría (por la temperatura), muy entrañable.












Una de sus costumbres, es la corona de Adviento, con una candelita ardiendo, está en casi todas las tiendas y se suele poner también en las casas....intentaré explicar su origen. El primero que tuvo la idea de iluminar la corona de Adviento fué el teólogo hamburgués Johann Hinrich Wichern, en el siglo XIX. Adornó su lámpara de araña con ramas de abeto y colocó 24 velas. Una por cada día de diciembre hasta la Nochebuena. La corona de Adviento con 4 velas, una por cada domingo de Adviento, se colocó por primera vez en 1925 en una iglesia de Colonia y más tarde también en Münich. 10 años después, la corona adornada con ramas de abeto, pícea y musgo llega a los hogares proporcionándoles una acogedora atmósfera. El olor de las verdes agujas y la resplandeciente luz de las velas son signos de un tiempo nuevo y luminoso.










Seguiré contando costumbres navideñas de allí, porque me parecen muy interesantes y bonitas.